domingo, diciembre 05, 2004

Crónica

Viernes

Mi hermana Sandra llama a mi casa para invitar a mi hermana Natalie a una fiesta por Villacoapa. Mi hermana Natalie invita a su amiga Karina, quedan de verse en Metro Rosario a las 8:30 pm. Sandra me llama a la oficina a las 8:00 pm, me invita a la fiesta, le digo que no estoy seguro, no tengo muchas ganas de ir a una fiesta, (en realidad tengo el corazón triste). Natalie va a salir de la casa, pero mi madre la manda a comprar un cigarro, por lo que se retrasa un poco. Me dan las 9:00 pm en la oficina, solo me hago pendejo un rato porque no tengo ganas de hacer nada, (sé de las sorpresas que le esperan a ella esta noche, eso me oprime un poco el pecho, sin embargo lo entiendo), solo no sé que hacer conmigo esta noche. Sandra se vería con sus amigos y con mi otra hermana a las 9:00 pm en el metro Sevilla.

Natalie y Karina se ven en el metro, se equivocan de línea y se dan cuenta ya avanzadas 2 estaciones, se bajan del metro. Descubren que no hay puente por dentro de esa estación, tienen que salir de la estación y entrar por el lado contrario para regresar. Afuera encuentran un puesto de hamburguesas, deciden comerse una, ya son las 9:00 y su teléfono suena, soy yo, marcando para avisar que me esperen, he decidido ir a la fiesta, (es probable que la noche me tenga sorpresas a mi también). Natalie me dice que está fuera de la estación Tezozomoc, que está esperando que le den su hamburguesa, veo la hora, le pregunto si llegará a tiempo a donde Sandra la espera, dice que Sandra la esperará.

Salgo de la oficina, tomo un taxi, "a metro Sevilla por favor". LLego al andén, mi hermana está con dos amigos y dos amigas, les explico que Nat, está lejos y que estaba pidiendo una hamburguesa. Los amigos deciden adelantarse porque tienen que verse con otras personas aún. Sandra y yo, esperamos a Nat y a Karina. Salimos del metro a fumar un cigarro. Sandra tiene pendiente de que llegue Nat y no nos encuentre. Nat llega, no nos ve y sale del metro, la encontramos en la salida. ¿Y ahora qué?. Vámonos en taxi. ¿Desde aquí?. Si, qué flojera ir en el metro a estas horas. Ya son las 10:00. Tomamos el taxi.

Salimos por un eje que atraviesa la roma, llega hasta coyoacán y después agarra churubusco. Hubiéramos tomado viaducto, pero parece haber mucho tráfico por ahí. Churubusco avanza bien, unos pocos minutos, porque de pronto tras una subida que no te deja ver lo que hay delante sino hasta que llegas a la cima y desciendes. El tráfico está pesado de aquí en adelante. Avanzamos quizá a 30 Km/h.

Traigo mi libreta donde escribo frases cuando llegan a mi cabeza, la pluma la he olvidado en la oficina, pienso en mariposa, quiero escribir algo, pero no está la pluma. Tengo en mis manos también el libro de Caballo de Troya, lo hojeo, pero no hay suficiente luz para seguir leyendo. Se escucha un rechinón de llantas, alguién frenó y se patina, el ruido se acerca, se acerca más, voy a voltear porque se acerca.

Crashhhhh!!!!!! mis cosas, salen volando. Volteo, el carro está deshecho, veo a mi hermana, mi otra hermana, Karina. Estás bien?, Crashhhhhhhh!!!!!!! otra vez. Estás bien? Estás bien?. S..........si, (agarrandose la cabeza y con gesto de mucho dolor) Estás bien?. S....ssi. (Misma expresión). Estás bien? S...ssi. Yo voy adelante, veo al chofer. Está bien?. Está como ido. Perdí mis lentes, responde.

Una camioneta se detiene justo a un lado de mi ventanilla, a lo lejos se siguen escuchando golpes de carros. En la camioneta de junto está una señora con lágrimas en la cara preguntando algo, no le escucho. Bajo mi ventanilla. ¿Están bien? ¿Están bien?. Sí, estean lastimadas, pero al parecer nada grave. ¡Allá está el hijo de la chingada, el que se llevó a todos! grita con desesperación. ¿Quién fue?. Ese, el hijo de la chingada de la camioneta, ya se detuvo, está allá adelante. El operador del taxi trata de encender el auto. Recojo mi libro y mi libreta. El auto no enciende, cuesta trabajo, hacia atrás no se ve nada, la cajuela quedó deshecha y tapa la vista porque está embarrada contra el cristal de atrás.

El auto enciende, avanza lento, todos los autos pasan confundidos, se detienen un poco con morbo para ver si dentro del auto todos están vivos. Llegamos a donde todos los autos afectados se han orillado, esto es, cerca de 100 metros adelante de nuestros impactos. Ellas se quejan de dolor, pero dicen estar bien, yo no siento nada.

El auto se detiene, yo me bajo, veo que han sido muchos autos los afectados, me acerco a los demás, pregunto si están bien, todos al parecer están bien, más adelante, me indican donde está el hijo de la chingada de la camioneta, está recargado contra el muro, está sangrando, de su cabeza sale sangre y su cara expresa incertidumbre, solo trata de limparse la sangre que escurre por su rostro. Pregunto, ¿estás bien?, asiente con la cabeza, busco mis Kleenex, solo traigo uno, se lo doy. Lo toma, no dice nada, se limpia un poco. Saco el teléfono, marco a emergencias, reporto el accidente, me preguntan muchas cosas, no sé las respuestas, pregunto lo que no sé a los que están cerca, me indican, mi reporte termina. Pienso en Mariposa, pero ella debe estar en su fiesta, no vale la pena preocuparla, además está enojada, yo estoy enojado también, pero es una tontería.

Sandra, Natalie y Karina están sentadas agarrándose la cabeza porque les duele, me acerco, pregunto si están bien, dicen que les duele el cuello y la cabeza, a Sandra además le duele la rodilla. Después de un rato se escuchan sirenas, es la ambulancia y una patrulla, la ambulancia llega, los paramédicos bajan, les pido que revisen a mis hermanas y a Karina. No es nada grave. nos dicen que esperemos a los del seguro para que nos den los pases médicos para que nos hagan estudios y descarten daños que aún no se pueden ver.

Los seguros tardan.
Todos se preguntan, quién fue, fue el hijo de la chingada que está allá, parece que está borracho. Yo creo que viene drogado.

Un policía habla con él, se suben a su camioneta, parece que la va a mover porque estorba, está en el carril del centro, son solo tres carriles. La camioneta avanza, no se detiene, sigue, se pierde a lo lejos. Vamos con el policía que queda. Oiga, ese cabrón ya se fue, y va con su compañero. No se preocupen, ahorita viene. Ajá, nacimos ayer no?. Ya están bisneando. No, llámele a su compañero, ¿dónde están?.

El policía se hace pendejo, no sabe decir dónde está su compañero, camina, está nervioso, trata de zafarse diciendo que tiene qué regresar. Para mí que están negociando, no se hagan pendejos. El policía quiere irse, busca oportunidad en que los demás estén distraidos, no lo soltamos. Usted no se va hasta que aparezca su compañero con ese hijo de la chingada.

Llegan otras patrullas, nos salimos a la lateral porque aquí estamos estorbando, tenemos qué despejar churubusco, pleno puente. No, no, no dejen que se vayan, yo me voy en la patrulla. No desconfíen. No, no importa, yo me voy con ustedes.

Pasan las horas, los ajustadores de los seguros de cada auto llegan unos tardaron más que otros. Ahora están alegando, no sé qué alegan. El conductor del taxi en que nosotros viajábamos tiene los ojos llorosos, tiene desesperación detrás de su rostro, algo anda mal. Viene a mi, con prisa, pregunta si reconozco al hijo de la chingada. Claro que lo reconozco. Parece que quieren cambiar de conductor porque el cabrón venía borracho. El ajustador de su seguro dice que no va a pagar, no se hará responsable, porque le falsearon la declaración, alguien reconoció como falso al conductor que rindió declaración.

Horas pasan, deliberan, no arreglan nada. Mis hermanas y Karina se sienten mal.

Vamos al Ministerio público, porque nada se arregla entre los ajustadores, si el seguro del responsable no paga, entonces este seguro no puede pagar tampoco, esto tiene qué arreglarse en el MP.

Mi hermana Sandra le llama a su amigo Roberto, porque es broker de seguros. El amigo llega tras una media hora. Alegamos, todo alegan, necesitamos nuestros pases médicos, mis hermanas y Karina se sienten mal. Piden otra vez la ambulancia, la ambulancia nos espera en el MP. Todos vamos al MP. Llegamos y revisan a mis hermanas, a Karina la tiene en camilla, inmovilizada, a Sandra le han puesto collarín. Yo no siento nada, pero quiero mi pase médico, en realidad me empieza a doler el cuello. Los cuatro vamos en la ambulancia. A Sandra le han puesto un aparato en la pierna, cosa que sirve para que no la doble ni se lastime con el movimiento. Sandra tiene seguro, pero los otros tres no. En la ambulancia viene también el hijo de la chingada, el no voltea, no dice nada, yo lanzo indirectas de los conductores irresponsables. Él sólo calla. Ustedes son voluntarios? Si. Qué chido, qué hermoso.

A sandra la tienen que llevar a Coyoacán al hospital de "Pestalozzi", a Natalie y a Karina, al hospital de "Xoco". Yo me quedo con Sandra, porque no se puede quedar sola. A mi que me revisen cuando nos den los pases médicos.

Sandra sale del hospital, le han sacado placas y aparentemente no tiene nada grave sino solo daños musculares, pero trae collarín y la traen en silla de ruedas. Le pongo su calcetín y el tennis. Se pone de pie, salimos casi como si nada, excepción hecha del dolor. Su amigo Roberto está fuera esperándonos, vamos a Xoco. La ambulancia aún está afuera, aprovecho para acercarme y darles las gracias, me ha gustado mucho una chica de los paramédicos, ella está hasta el fondo de la ambulancia, ahí está oscuro y no alcanzo a verla, hacemos un poco de charla en lo que la otra chica envía un mensaje de mi teléfono, es un favor que me ha pedido. Descubro en la charla que ella, la chica que me ha gustado, es diseñadora. Nos informan que es probable que tarden las chicas porque parece no haber placas en el hospital. No hay más plática. Gracias por todo. Adiós.

Entramos al hospital, no sabemos nada de las niñas, porque en la ventanilla son unos ojetes que dicen que no tienen información. Salimos a tomar un café. Tras un rato, sale mi hermana Natalie, trae collarín, no le sacaron placas porque le dijeron que no había. Tras otro rato, sale Karina, también trae collarín, pero a ella sí le sacaron placas, pero no se las dieron.

Ellas se toman un café porque son casi las 4:00 a.m., aún tenemos que ir al MP a declarar para que nos den nuestros pases médicos.

Llegamos, ahí están algunos, no todos, parece que han intentado negociar sin la querella. Obvio, es una situación difícil para los dos hijos de la chingada, uno que hizo declaración falsa y otro que estaba borracho o dogrado. Pero han ido a traer facturas, dinero y cosas con qué garantizar a los afectados que se les pagará todo. Nosotros estamos en una situación difícil porque si se arreglan por fuera, ¿quién nos da nuestros pases?.

Nos ponemos perros. Tras horas de lidiar, y pepeleo y no sé qué, conseguimos, porque negociaron, el fraudulento y el del seguro del taxi, que nos darían nuestros pases, a cambio de una lana. Lana que contaron ahí en nuestra carota, en pleno escritorio del ministerio público. Lana que pagó gustoso el fraudulento bigotón.

Salimos del ministerio con nuestros pases, sin fiesta, con terrible dolor en cuello, ellas en cabeza y cuello, Sandra además en rodilla, pero salimos de ahí, cerca de las siete de la mañana.

Vamos a desayunar... Karina tiene que ir a su curso de flash. Roberto tiene que ir a trabajar.

Pensamos, “si mi madre no hubiera enviado a la flaca por su cigarro”, diría entonces que el cigarro mata, tal vez no habrían sido así las cosas, pero creo más, que todo ha sido un conjunto de precisiones. Yo no debí estar pensando las cosas que estaba pensando, querer desaparecer, no es lo que realmente quiero.

Para colmo, los waffles están de la chingada.

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