jueves, junio 12, 2008

XXIX

Hace tiempo que no escribo, al menos que no escribo esas cosas que acostumbraba a escribir. ¿Por qué? me preguntan y me pregunto, pero no hay una respuesta sólida, algo que de verdad diga eso, es eso... aunque cierta idea tengo.

La verdad, creo, es que siempre he escrito cosas tristes, al menos en los últimos años, cosas de esperanza desesperanzada, cosas de amores imposibles o posibles pero lejanos o de sueños de amores lo que los convierte nuevamente en imposibles... y ya, eso es todo, pero qué puede escribir uno cuando todo está bien, cuando estás enamorado febrilmente, cuando no puedes pedirle más a la vida porque la dicha es tan grande que ni lo crees y entonces vives cada día con tanta satisfacción y tanto amor que ya no puedes decir nada, no vaya a ser el diablo y todo se acabe así de pronto, como una sorpresa.

Bueno, pues así es, no sé escribir la felicidad, la verdadera felicidad. Entonces hago un intento y a ver qué sale...

XXIX

Es esto volar, me digo,
este andar flotando todo el tiempo
este no tocar el suelo
ni acostarse sobre una cama
sino ser del aire,
una minúscula partícula de polvo
llevada por fuerzas extrañas
cada vez más alto.

Es esto, así en la tierra
como en el cielo
como en la mar, también, me digo,
porque descubrimos en esta marea
que nada nos detiene,
que nada puede detenernos,
y que, dejarse llevar
no es, sino atreverse
a embarcar en esa ruta
que lleva a nuestros sueños.

En vuelo
Aroón Rivera