lunes, septiembre 20, 2004

Capítulo IV La mujer que vuela (al despertar)

Los días venían con un aroma extraño, la nostalgia y la soledad se respiraban en cada hoja que había en el suelo, por supuesto había demasiadas, porque el otoño allá, sí es como en las caricaturas, los árboles se quedan pelones; la gente compra unas bolsas enormes de plástico naranja con rayitas, que llenan con las hojas que se caen de los árboles de sus patios, esa basura se convierte en falsas calabazas enormes, preparadas para relucir en halloween. El sol rojizo se prolonga por las tardes, el aire se vuelve frío, el ambiente solemne. Todo, era un retrato de mi interior, donde mis hojas muertas estaban listas para ser basura, mi alma se sentía en un ocaso permanente, mi soledad encontraba en todo el ambiente olor a mandarina.
(fragmento)

"RELATO A UNA MARIPOSA"

(Si es la primera vez que visitas el relato, no olvides leer el Prólogo y los tres primeros capítulos)

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