miércoles, agosto 04, 2004

Del teatro

Llegar nuevamente a uno mismo... qué pesadez, descubrirte en medio de una farsa que lamentablemente tu mismo has querido creer, hasta que te hartas de ser quien sabes que no eres, tiras la toalla... Gritas a boca cerrada, a puño cerrado, a grito verdaderamente ahogado por el silencio, ¡Estoy harto, no soporto ni una mentira más!, te quitas el difraz, te duermes. Al día siguiente despiertas, todo parece nuevo, más, si te das el baño respectivo, recibes el mundo, levantas la toalla y antes de salir a la calle... te pones el disfraz.

1 comentario:

DuVeth dijo...

El disfraz nunca es para dañar a nadie mas... sino para protegerse a uno mismo.
Lamentablemente el mundo es un lugar peligroso y si vas con el alma expuesta a mas de a uno se le antojará morder.