La mujer que había dentro de mí está muerta. Aquí no se puede ser bella, no con estas terribles prendas. No con este terrible color aderezado, anémico. ¿Cómo se puede ser mujer sin las miradas y las envidias de todas esas otras que no tienen explicación para que seas tú la primera en tener todo lo que ellas desean? ¿Cómo, sin esa piel blanca, brillante y lisa? Existía para ser vista. Estar en el escaparate sí era vida, no esta habitación blanca en la que nadie me mira. Aquí, soy sólo como una muñeca, una muñeca vieja, abandonada.
Aroón Rivera
Relatos en cadena
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